Cuando se viene un viaje largo en familia, la organización del espacio se vuelve clave. Y si tenés una camioneta doble cabina, sabés que la caja es útil… pero limitada. Ahí es donde entra en juego el bolso portaequipaje: práctico, flexible y pensado para este tipo de vehículos.

La ventaja principal es que te permite liberar espacio dentro de la cabina. Nada de mochilas apretadas a los pies, ni valijas en el asiento trasero. Todo lo grande, lo que no necesitás tener a mano, va al bolso.

Además, al ser blando, se adapta al volumen de lo que llevás. No importa si cargás bolsas con ropa, mantas, juguetes o la típica heladerita: entra, se ajusta y se asegura fácil. Y lo mejor es que cuando volvés, lo doblás y guardás sin ocupar lugar.

Un consejo útil: usá bolsas organizadoras o separadores internos. Así armás “compartimentos” dentro del bolso y no perdés tiempo buscando cosas. Otro truco es poner abajo lo más pesado y dejar arriba lo liviano. Y siempre, siempre, asegurá bien las correas para que nada se mueva en el camino.

Este tipo de bolso es ideal para quienes aman viajar sin complicarse. Porque no se trata solo de tener espacio, sino de disfrutar desde que salís de casa.

 

Testimonio: La experiencia de los Fernández en su viaje al sur

"Somos una familia de cinco y este verano decidimos hacer el viaje en camioneta desde Santa Fe hasta San Martín de los Andes. Compramos el bolso portaequipaje porque no queríamos llevar un tráiler ni gastar en una caja rígida. La verdad, fue una excelente decisión. Cargamos todo lo de camping, los bolsos grandes, hasta los inflables de los chicos, y quedó súper ordenado. No tuvimos problemas con el agua ni con el viento. Lo mejor fue que dentro de la cabina viajamos cómodos, sin cosas encima. Cuando volvimos, lo limpiamos y lo guardamos doblado en el galpón. ¡Recomendadísimo!"
— Mariana Fernández, mamá viajera.